Estamos en otro nivel

Hace unos días asistí a una reunión de trabajo que me hizo pensar, más allá de los asuntos tratados, en los niveles de la llamada accesibilidad.

los ciegos y el elefante

Y digo niveles, porque esto es como aquel cuento hindú en el cual seis ciegos debían describir a un elefante. Situados alrededor del paquidermo, cada uno tocaba el trozo a su alcance, y cada uno decía lo que era el animal: Una espada, –decía el que tocó el colmillo. Una soga – el que tocó la cola. Una serpiente – la trompa. Una pared secada al sol – afirmaba el que tocó el lomo. Estáis locos. El elefante es un gran abanico – porfiaba el que se situó cerca de las orejas. Desbaratáis – gritaba el último de ellos, que tocó la pata– el elefante es una enorme columna.

Porfiaron y porfiaron y no hubo acuerdo. Allí quedó el elefante en su magnífica unicidad y los ciegos siguieron percibiendo sólo lo que tenían a su alcance sin pararse a escuchar lo que algún otro pudiera opinar.

A veces los humanos somos como los ciegos ante el elefante.

Nos reuníamos aquel día diferentes grupos de acercamiento a la discapacidad TEA (Trastorno del Espectro Autista) para diseñar proyectos de ocio adaptado e inclusivo:

Asociaciones de afectados, que hablaban de su papel asistencial, de integración y de inclusión. Una evolución fase a fase,  según la madurez de cada grupo y de cada persona. Reivindicando cada día, en una lucha cotidiana contra la injusticia, el abandono, el estigma y la falta de visibilidad social.

Entidades de la cultura madrileña, sorprendidos ante tantas peculiaridades que conllevan estos trastornos. Cómo nos quedamos todos al conocer la experiencia de un museo organizador de unos talleres de pintura en los que se manejaban huevos y que resultaron obstaculizados porque cierto tipo de discapacidad repele el tacto del huevo crudo.

Empresas nacionales que perciben el problema de la accesibilidad como lo que son: grandes y generalistas. Con visión de lo global y lejanos de la diaria de lo particular.

Descubrimos diferentes e incluso opuestas sensibilidades sobre el mismo problema. Percibimos planteamientos encontrados necesitados de diálogo para propiciar el acercamiento. Porque en la base todos teníamos el mismo objeto, el mismo elefante. Y aunque no era el asunto de la reunión, finalmente esta diversidad operó como elemento ralentizador, generó malestar y no concluyó en acuerdo alguno.

Una vez más se nos muestra como único camino el conocimiento mutuo; el respeto a la diversidad, incluso a la de opinión; y la vista puesta en nuestro horizonte, que no es otro que el de dar visibilidad a las personas con TEA (autismo, asperger), mejorar su calidad de vida y defender social y legalmente su inclusión como ciudadanos de pleno derecho.

¡¡No perdamos de vista el elefante!!

Carmen Molina Villalba (Gestora Cultural, Presidenta de la Asociación Sinteno, Persona con Síndrome de Asperger)

2 pensamientos en “Estamos en otro nivel

  1. ¡¡¡Espectacular y sublime!!! (como siempre)

    Genialmente traida la historia de los elefantes…(en cuanto pueda la cuento…jeje)

    Creo que «aquella reunión» fue un fiel reflejo de la Sociedad actual y eso pensando que la «buena intención» os acompañaba a todos, lo cual no siempre sucede…En fin! Cuanta razón tienes: «Hay que dar visibilidad» aunque no únicamente a las personas con TEA…Al igual que en otras ocasiones, al final resulta que las necesidades de unos y otros, neurotípicos o no (humanos todos…) tenemos las mismas necesidades…No seremos tan distintos ¿no?

    Mis mejores deseos para todos.
    Saludos.
    Miguel Ángel.

  2. Efectivamente, nos han educado para rechazar al que no tiene el mismo aspecto que yo. Se nos olvida con demasiada frecuencia que el ADN humano es igual para todos los individuos, sean cuales sean sus características externas.
    Gracias por el comentario.

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